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Tips para sobrevivir emocionalmente al encierro del COVID-19

Actualizado: 18 mar 2020


Está en juego nuestra salud -la nuestra y la de todos- y sabemos qué es la solidaridad la que va a vencer el coronavirus. El #yomequedoencasa que suena tan bien, en la práctica, puede convertirse en un infierno. Hoy quizá no, pero sí en unos días. Nuestra casa, ese paraíso familiar que adoramos, es posible que vaya tomando forma de cárcel agobiante. Hablamos con la psicóloga Alejandra Vallejo Nágera, ella nos da las claves para llevar el encierro lo mejor posible. Aunque los acontecimientos se veían venir, no todos se lo creían. Seguíamos yendo a la oficina, recibíamos los pedidos de Amazon y podíamos ir al gimnasio, al supermercado o al cine. En 48 horas la situación ha dado un vuelco definitivo. Con la proclamación del estado de alarma por parte del Gobierno, sólo queda quedarnos en casa. Ni parques ni tiendas ni hablar con el vecino, ni comer con los abuelos. Nos esperan días diferentes, de familia o soledad, donde la convivencia va a ser un arte y llenar el tiempo una prioridad. Habrá que vencer el miedo, el aburrimiento y el homeoffice, aprenderemos a vivir con menos, a valorar a los que tenemos cerca y, aunque parezca mentira, a descubrir que otro mundo es posible, si queremos. Éstas son algunas reflexiones sobre cómo afrontar los retos con los que nos vamos a encontrar sin salir de casa: 1. ¿Y SI CAMBIAS LA PERSPECTIVA? La idea de vernos encerrados en casa nos agobia a todos. ¿Tiene remedio?

No nos engañemos: no es fácil enfocar el encierro voluntario que tenemos que vivir estos días porque, como país latino, estamos muy acostumbrados a vivir en el exterior. Somos una de las naciones más sociables del mundo. Por eso este confinamiento requiere que aprendamos una lección que, en principio, nos resulta poco natural entre otras cosas por su temporalidad. Aprendemos mejor y con más motivación aquello que nos va a servir en el futuro. Lo normal es que ahora estemos contando los días que quedan para volver a salir.

Hay muchos consejos que pueden darse y que circulan por todas partes, pero yo me voy a enfocar a uno. Me parece de lo más efectivo. Es éste: cambiar la perspectiva. Preguntarse: ¿qué pasaría si, estando fuera de casa, no pudiese volver a entrar porque fuese peligroso hacerlo y estar obligado a permanecer lejos durante un tiempo largo e indefinido? Las respuestas me dejan claras las razones por las que agradezco tener un hogar, una familia, un refugio, la posibilidad de ponerla cómoda, limpia y bonita. 2. LA CASA, COSA DE TODOS El caos se adueña de la situación. Se incumplen los horarios en casa, las responsabilidades hogareñas se relajan... Esto sólo puede ir a peor.

Es importante marcarse horarios. Una rutina de comidas, aseo, vestimenta (porque tendemos a quedarnos con el pijama o con ropa desaliñada). Plantearse una tabla de ejercicios siguiendo tutoriales de Youtube, que son muy buenos. Establecer el horario de trabajo a distancia, haciendo comprender a los niños que en ese rato tienen que jugar solos".

Una gran lección para nuestros hijos es mostrarles que no pasa nada por aburrirse un poco. Que no es necesario estar divirtiéndose con una actividad tras otra. Que pueden estar un rato mirando al techo hasta que se les ocurra alguna idea creativa. Lo digo porque muchos padres no soportan la idea de que sus hijos estén sin hacer nada; cuándo en realidad lo que sucede es que están proyectando en los menores lo que les sucede a ellos mismos: el miedo a la inactividad. 3. DOSIFICA LA INFORMACIÓN A LA QUE ACCEDES Las noticias y los teléfonos no nos tranquilizan. Corremos el riesgo de entrar en pánico. Un consejo para distanciarnos de la sobre información que intranquiliza...

Voy a comentar algo que casi puede considerarse utópico. Pero no imposible: tomar la decisión de dedicar un tiempo limitado, siempre a la misma hora, a acudir a una fuente fiable. Una sola. Y nada más. Bloquear o silenciar chats y otro tipo de noticias. La sobre dimensión de noticias sólo contribuye a la confusión y es una fuente de no poca ansiedad. 4. NO DES RIENDA SUELTA AL MIEDO Tenemos miedo: a estar enfermos, a que nuestros hijos padres ancianos enfermen, a perder el trabajo, a quedarnos sin dinero...

Es un miedo lógico y no hay que pensar que hacemos mal al padecerlo, ya que el miedo es un gran preventivo. Pero una cosa es ser precavido y otra bien distinta perder el sentido de la realidad. Algunas personas se hacen muy aficionadas al drama, a compartir las angustias y zozobras con todo el que se pone a mano, haciéndose protagonistas de una tragedia que ni siquiera asoma o que afecta a gente a la que no conocen salvo por verla en las noticias de televisión. Esto hace que la persona se sienta víctima sin serlo. Y lo peor es que, sin darse cuenta, comienza a buscar admiración y atención atribuyéndose una tragedia que no es suya.

Lo que sucede es que quien tiene miedo, simplemente lo tiene y cuesta mucho reconducir este sentimiento a no ser que tengamos otro adulto cerca que nos ayude a entrar en razón. A veces, incluso en este caso, la supuesta víctima se niega a escuchar a quien intenta ponerle los pies en la tierra, en parte porque no desea perder protagonismo. El juego de víctima, o se detiene a tiempo, o resulta complicado reconducirlo. 5. RECAPITULA LO QUE TE UNE A TU PAREJA La pareja a prueba. ¿Qué normas de convivencia pueden ayudar a no tirarnos los trastos en una situación complicada?

Es un tema candente en esta situación porque nos hemos acostumbrado a convivir a ratos, mientras el resto de los ratos, que son más abundantes que los anteriores, estamos ahí fuera ganando o gastando dinero. Muchas parejas, aunque quieran quererse, descubren que en el transcurso del tiempo han olvidado cómo hacerlo. Cuando pregunto en mis conferencias o cursos quién sigue enamorado de su pareja después de un tiempo de convivencia, veo con asombro que muy pocos levantan la mano. Así que esta es una oportunidad de oro para recapitular acerca de lo que nos une, a converger en lo importante y a darnos cuenta de que, si algo falla seriamente en mi salud, el otro está ahí para ocuparse de todo: de traer la comida, cambiar las sábanas, ayudar a ir al baño, aportar medicinas, ocuparse de la casa e incluso cargar con la cojera económica hasta que me recupere. La pareja es quien va a estar ahí, velando toda la noche si tengo fiebre, llevándome al hospital si lo necesito, e incluso jugándose su propia salud para que yo recupere la mía. 6. PRACTICA LA RELAJACIÓN, TIENES TIEMPO DE SOBRA

Hijos cansados del encierro, un homeoffice que parece imposible, el móvil que no para quieto... ¿Aprendemos a relajarnos?

Hay muchos recursos gratuitos en Internet. Sugiero, entre otros, los que ofrece la Asociación Española EMDR, una técnica terapéutica muy interesante para el tratamiento de las dificultades emocionales causadas por experiencias difíciles. Aquí está el enlace: https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=GL3FCwZ_4eo&feature=emb_title

7. PONTE EN LA PIEL DE TUS HIJOS

Fueron los primeros en llegar a casa y a veces son los últimos en saber que pasa. ¿Cómo explicarles la situación?

"Si hay niños en casa, lo más normal es que no entiendan nada. Por un lado interpretan que hay vacaciones pero no pueden salir a la calle, usar los columpios habituales ni jugar con otros niños. Oyen a los padres quejándose, incluso les ven haciendo trampas, escapadas y "niño que no nos vea nadie". Los niños no son adultos en miniatura y necesitamos ponernos en su lugar para ayudarles a comprender lo que está pasando. Por eso es muy importante explicárselo sin alarmas. No esperar a que pregunten, aclararles las dudas de manera sencilla y transmitiéndoles calma y seguridad, dejarles jugar sin entrar en pánico cuando tocan algo, ser sinceros en cuanto a que se trata de un virus peligroso usar dibujos o representaciones gráficas... El ejemplo es el mejor maestro". Fuente: Revista Telva

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